Catedral Metropolitana San Salvador


 terminada y consagrada, el 19 de marzo de 1999 por monseñor Fernando Sáenz Lacalle.


Desde ese entonces, la fachada ostentaba un mosaico con motivos artesanales del artista Fernando Llort llamada La armonía de mi pueblo, que combinaba lo ancestral y precolombino con la iconografía cristiana, el cual comenzó a ser retirado en diciembre del año 2011 por decisión de la jerarquía católica y en medio de cierta controversia, ya que la Secretaría de Cultura del país tenía en proceso de declararlo como bien cultural.


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Muelle de Cutuco La Unión 1915


al Muelle de Cutuco - La Unión - foto tarjeta postal 1915
El Puerto de Cutuco, ubicado en la Bahía de La Unión en el Golfo de Fonseca, fue construido en 1915 por la empresa “The Internacional Railway of Central América (IRCA)”; durante muchos años operó como una estación Terminal del ferrocarril, para la movilización de carga a granel líquida y pasajeros. El puente de acceso al muelle tenía una longitud de 150 metros por 4.9 metros de ancho.
La estructura principal del muelle de Cutuco estaba constituida por vigas y losas de concreto, soportadas por pilotes de concreto y de metal. El muelle de atraque tenía 172 metros de largo por 29 metros de ancho, tomando como referencia el eje del muelle. Tenía dos atracaderos: uno al costado Norte, con longitud de 172 metros y otro al costado Sur, con longitud de 150 metros. La profundidad de aguas oscilaba entre 8 y 10 metros en el costado Norte y 8 metros en el Sur. Existía una bodega de tránsito, la cual la conformaba una estructura metálica prefabricada de paredes corredizas de aluminio con un área de 1,865 mts.²
La carga se hacía llegar al muelle por medio de vagones de ferrocarril que corrían por una vía de 683 metros de longitud y 0.914 metros (36 pulgadas) de trocha. La vía se bifurcaba en el muelle, continuando con dos vías al costado Norte y una al costado Sur. Estas tres vías estaban paralelas al eje del muelle.
Como se puede apreciar, el Puerto de Cutuco fue creado como un puerto ferroportuario, ya que en la carga y descarga de los vagones, el ferrocarril jugaba un papel muy importante, principalmente en el traslado de la mercadería desde el barco a las bodegas en tierra y viceversa. Por lo que era factible el traslado de la mercadería directamente del costado del barco hacia estaciones de destino en el interior del país (importación), y de éstas al barco (exportación). -- Información proporcionada por Sal Ports (CEPA)


litografía coloreada a mano foto tarjeta postal impreso en 1915 por Editor J. Agustín Martínez, La Unión
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Historia La Catedral San Salvador 1907 y 1015

La Catedral - San Salvador - foto tarjeta postal impreso entre 1907 y 1915


La Catedral se está quemando! El grito se escuchó la tarde del 8 de agosto de 1951, cuando la Catedral Metropolitana empezaba a arder en llamas. Hoy, 50 años después, sólo queda el recuerdo de aquella tragedia.

El reloj marcaba cerca de las 4:00 de la tarde cuando las llamas surgieron del Teatro Nacional.

“De repente se escucharon gritos de la sala de películas, la gente salía espantada, diciendo que era un incendio”, recuerda el escenógrafo Antonio Mejía, que en ese entonces tenía 14 años de edad y trabajaba en el Teatro Nacional.

Con angustia en la voz, Mejía evoca los recuerdos imborrables de aquel momento: “La gente parecía loca buscando agua, sacando santos, cortinas, bancas de la Catedral para ponerlas en la Plaza Barrios”, relató.

Mejía recuerda que desde el interior del Teatro Nacional, la gente tiraba las cosas por las ventanas. Puertas, libros, utensilios y una gran cantidad de cosas caían desde los balcones a la calle.

Por el calor del fuego que estaba consumiendo el Teatro Nacional, en las paredes de la Catedral Metropolitana de San Salvador “empezaron a salir chimbombitas, que crecían y crecían, a toda la pintura de la iglesia se le estaban haciendo, hasta que explotaron y el fuego empezó a consumir a la Catedral”, afirma el escenógrafo, ahora de 64 años.

“La gente lloraba, suplicaba, se persignaba, rogaba a Dios que ese infierno acabara, había gente anciana hincada ante la Catedral en llamas”, continúa relatando Mejía.

Esta misma imagen permanece en la mente del cineasta José Salazar Ruiz, quien en el momento del incendio se encontraba también en las instalaciones del Teatro, junto a la sala de películas, donde inició el desastre.

Películas vencidas

De acuerdo con Salazar Ruiz, la combustión de las películas vencidas fue a causa del calor y eso provocó el incendio.

“Las películas estaban hechas de nitrato, por lo que era un material altamente inflamable”, explicó el cineasta.

Salazar Ruiz, al enterarse de lo que ocurría, comenzó a sacar a la gente que estaba en el interior del Teatro y que se encontraban histéricas por el impacto; luego tomó su cámara fotográfica, para captar imágenes de la catástrofe.

Cuenta que salió corriendo con la espalda en llamas, cuando pasó por la esquina de la Calle Delgado y Segunda, en donde estaba una cervecería llamada “Bengoa”, le gritaron: “chele te vas quemando”, entonces con vasos de cerveza aplacaron el fuego que se extendía por su camisa.

Un caso que le dejó marcado el camino de los recuerdos a Salazar Ruiz fue el del encargado del cuido del material cinematográfico del Teatro Nacional “era un joven de apellido Rauda, se quedó sin orejas, estaba encerrado en el departamento de películas (donde inició el fuego). Para que no entraran a robar se había puesto madera clavada, él sólo podía salir por un lugar estrecho”, recuerda.

Una tarde de calor...



El 8 de agosto era un día común, en la tarde todos estaban en sus trabajos, solamente agobiados por el calor.

La tranquilidad se rompió cuando en el departamento de películas del Teatro Nacional escucharon una explosión hueca y luego vieron las llamas que consumían con rapidez el sitio, según relata LA PRENSA GRÁFICA, un día después de sucedido el hecho.

Los transeúntes del centro capitalino observaron que de las ventanas de la segunda planta del costado poniente del Teatro Nacional salían, además de llamas, latas de película que explotaban en el aire.

El humo se extendió hasta los edificios y negocios que estaban alrededor del lugar, como “El Buen Gusto” de Bergoa Hermanos; el “Bambú Room”, el Club Internacional, el almacén “La Moneda”, Banco de Londres, la Dirección General de Tesorería.

Según los reportes periodísticos, el incendio causó lesiones a 39 personas, que resultaron con quemaduras leves.

Lágrimas, plegarias, gritos se escuchaban en el mar de gente que se acercó al templo para ser testigos de su caída. Un grupo de mujeres logró salvar la imagen de El Salvador del Mundo.

Esta misma imagen es la que en la actualidad continúa saliendo en las procesiones de las fiestas patronales de la capital.

Entre los cientos de salvadoreños que observaban el desmoronamiento de la Catedral se encontraban el presidente de la República de ese entonces, coronel Óscar Osorio; el ministro de la Defensa, Óscar Bolaños; el ministro del Interior, José María Lemus, y el alcalde de San Salvador, Guillermo Trabanino. Al final del incendio, la Asamblea Legislativa decretó tres días de duelo nacional.

“Vamos a ver”

La noticia que el Teatro Nacional y la Catedral se estaban quemando corrió a gran velocidad, personas de los lugares circundantes llegaron rápidamente.

“Salí corriendo, mis compañeras gritaban ‘vamos a ver qué pasa’”, cuenta Vilma de Castillo, que en ese entonces tenía 20 años de edad y trabajaba como mesera en un restaurante del centro.

Al llegar al lugar, lo único que se le ocurrió a doña Vilma fue pedirle a Dios para que detuviera el fuego, puesto que veía que los bomberos no podían controlarlo.

“Estábamos en la escuela cuando oímos que se estaba quemando la Catedral, todos salimos corriendo a ver”, dijo Elinor Mayorga, maestra retirada que en ese día recibía clases de tercer ciclo en el Instituto El Salvador.

A sus 14 años Elinor, junto a sus compañeros intentaron acercarse al templo; sin embargo, por la cantidad de gente que estaba observando cómo se derrumbaba la iglesia mayor, no lo lograron.

Pero la curiosidad era mayor y se formaron varios grupos de jóvenes ansiosos, unos se subieron en edificios y árboles: “Nosotros pagamos una camioneta para que nos llevara a San Jacinto, en las Lomas de Candelaria, para lograr ver el desastre”, relató Elinor Mayorga, desde ahí observaron cuando las torres de la Catedral se cayeron envueltas en llamas rojizas.

En el centro capitalino las lágrimas corrían, feligreses veían destruirse la iglesia.


FECHAS CLAVES

1842: se construye la primera Catedral de San Salvador.
1881: inicia la reconstrucción de la Catedral Metropolitana de San Salvador en el terreno en donde está ubicada ahora.
1888: finalizan trabajos de reconstrucción y es de nuevo abierta al público.
1951: las estructuras de la Catedral fueron consumidas por las llamas.
1999: La nueva estructura es inaugurada por el arzobispo de San Salvador, monseñor Fernando Sáenz Lacalle.
Algunas de las cabezas de la iglesia

Monseñor Jorge Verti y Ungo, primer obispo, 1843-1853.
Monseñor Tomás M. Pineda y Zaldaña, segundo obispo, 1853-1875.
Monseñor Luis Camarco y García, tercer obispo, 1875-1885.
Monseñor Antonio Pérez y Aguilar, cuarto obispo y primer arzobispo, 1888-1913.
Monseñor Alonso Belloso y Sánchez, segundo arzobispo, 1928-1938.
Monseñor Luis Chávez y González, tercer arzobispo, 1938-1977.
Monseñor Óscar Arnulfo Romero, cuarto arzobispo, 1977-1980.
Monseñor Arturo Rivera y Damas, 1983-1994.
Monseñor Fernando Sáenz Lacalle (actual arzobispo de San Salvador).
LA CATEDRAL Y SU HISTORIA

El templo de la Arquidiócesis de San Salvador se ha transformado producto de desastres naturales, según apunta el investigador Rafael Flores, encargado del Archivo Histórico del Arzobispado de San Salvador.

- La primera Catedral Metropolitana fue creada por el Papa Gregorio XVI, el 28 de septiembre de 1841.

La construcción de ese templo finalizó en 1808 en el costado oriente del actual Parque Libertad.

- El terremoto de 1873 destruyó la Catedral. Por orden del obispo José Luis Cárcamo y Rodríguez fue construida en el actual lugar (allí se encontraba el templo de Santo Domingo).

- En 1888 se inauguró la segunda Catedral transfigurada. El nuevo templo tenía estilo romano, y en su interior se encontraban pinturas de los artistas salvadoreños Pascasio González y Marcelino Carvallo.

Componentes arquitectónicos

La iglesia que sufrió con las llamas era de madera, su cúpula principal fue colocada el 2 de agosto de 1883, y medía un poco más de 35 varas. Así lo registra el Archivo Histórico del Arzobispado de San Salvador.

- En su interior existían dos pilas de mármol blanco con ornamentación sencilla.

Existía además una bóveda subterránea destinada para los sepulcros de los obispos, medía tres y media varas de profundidad y tenía 14 nichos cerrados herméticamente con doble cubierta de piedra cincelada.

- La puesta en pie de la Catedral Metropolitana inició en 1956 y finalizó el 19 de marzo de 1999.

Esta reconstrucción la comenzó monseñor José Toribio Alférez y fue proseguida durante casi ocho lustros por el vicario general de la Catedral, monseñor Modesto López Portillo, quien falleció el 17 de mayo de 2001 y es considerado como uno de los más representativos de la Iglesia salvadoreña por su trabajo.

La Catedral actual inició su período el 19 de marzo de 1999, hecha con estilo Bizantino con rasgos románticos, tiene forma de cruz de norte a sur. La parte principal mide 90 metros de largo y 33 de ancho.

La cúpula está a 60 metros del suelo y los campanarios tienen 50 metros de altura.

La reinauguración fue luego de 50 años de ser reconstruida. Monseñor Fernando Sáenz Lacalle realizó una misa que duró más de dos horas.
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Finca Modelo, hoy Zoologico - San Salvador 1921





















Finca Modelo - Laguna del Modelo - San Salvador 
- foto tarjeta postal 1921






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Desembarque en Parras Lempa. Depto de La Paz 1909




Desembarque en Parras Lempa. Depto de La Paz 
- litografía coloreada a mano foto tarjeta postal 1909
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El Volcán de Izalco, El Salvador 1940


El Volcán de Izalco visto desde el Cerro Verde - foto años 1940
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Desfile Escolar en San Salvador 1927




Van pasando frente a la casa Dada Dada y Compañía, donde antes estuvo la Joya, a la par del Teatro Nacional que se observa al fondo
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La Unión - Fuente publica en Conchagua 1912



 litografía coloreada a mano foto tarjeta postal 1912

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El Silabario HispanoAmericano 1945

El silabario hispanoamericano es un silabario publicado en 1945 por el pedagogo chileno Adrián Dufflocq Galdames usado para alfabetizar a varias generaciones de chilenos y latinoamericanos de habla hispana. Su método es fónico - sensorial - objetivo - sintético. Se basó en uno anterior llamado "Silabario del Ojo" del también chileno, Claudio Matte, el que también tuvo distribución internacional en las primeras décadas del siglo XX. Contiene ilustraciones del dibujante e ilustrador chileno, Coré.

Su primera edición se llevó a cabo el 15 de febrero de 1945. Más tarde, en 1964, fue aprobado por el Ministerio de Educación de Chile para su aplicación y uso en las Escuelas fiscales y Particulares del país.

El Gobierno de España, por decreto, el 13 de diciembre de 1948, aprobó y declaró de utilidad este silabario y su complemento al Texto de Escritura Hispano Americano.

Críticas

Positivas
Es sistemático, es decir, mantiene una misma metodología, lo que evita confusiones. Además, respeta a la perfección el sistema fónico al cual representa.
La diagramación es aireada, por lo tanto no es un libro lleno de letras que agote la visión de los niños. Tiene dibujos y espacios en blanco que relajan y dan cierto tipo de pausa en el aprendizaje.
Produce una valiosa relación familia-escuela. Los padres refuerzan lo aprendido en las aulas, ya que el silabario les permite saber automáticamente cuánto han avanzado sus hijos a través de sus páginas.2

Negativas
El problema no es del instrumento, sino de los profesores que ocupan este y otros textos, existiendo alternativas mejores, dicen los expertos.
Las historias de su contenido son aburridas para niños que reciben multiplicidad de información, desde los medios de comunicación y las nuevas tecnologías.
Sus dibujos y diseño son anticuados para los niños, que están acostumbrados a imágenes de alta definición, como las de los videojuegos.
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La Plaza General Gerardo Barrios 1913


La Plaza Gerardo Barrios se encuentra ubicada en el centro histórico de la ciudad de San Salvador.

La estatua que predomina en el lugar, dedicada al presidente Gerardo Barrios, fue creada por Francisco Durini y develada en 1909. La concepción de la obra fue de los hermanos Antonio y Carlos Ezeta, y también participó en su promoción el educador Rafael Reyes.1 La figura, hecha en bronce, muestra una estatua ecuestre del militar. Tal estructura está colocada sobre un pedestal de granito que muestra escenas de batallas y el Escudo de El Salvador.

La plaza es un punto de referencia de la capital salvadoreña pues está rodeado de edificios emblemáticos como el Palacio Nacional y la Catedral Metropolitana.

Además, ha sido escenario de diversos momentos históricos, por ejemplo:

el atentado contra el presidente Manuel Araujo (1865-1913), el 4 de febrero de 1913, en que cuatro hombres lo atacaron a machetazos. El presidente falleció cinco días después.
los disturbios del 30 de marzo de 1980 durante el funeral del obispo Óscar Romero, asesinado seis días antes durante una misa por un francotirador; y
la celebración del fin de la Guerra Civil, el 2 de febrero de 1992.
En 1999, la plaza fue remodelada durante la administración del alcalde Héctor Silva, y nuevamente en el año 2012 en la de Norman Quijano, en la que fue agregada una fuente y adonde predomina el piso cerámico.2

En la actualidad la plaza alberga distintas actividades de interés público y religioso, ya que es el sitio principal de celebración de las Fiestas patronales de San Salvador (5 y 6 de agosto), pues allí termina la procesión dedicada al Divino Salvador del Mundo (llamada «La Bajada»); también es celebrada una misa principal y es destino de desfiles.
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Juegos Centroamericanos y del Caribe 1935

Juegos Centroamericanos y del Caribe 1935: la tribuna oficial del Estadio Flor Blanca. El presidente Maximiliano Hernández Martínez, el primero de nuestros dictadores militares, al centro. 


Foto de Ricardo Saprissa, cortesía de José Pastor Pacheco.
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